viernes, 15 de junio de 2012

Felicidad (tequiero)

Tengo la mala costumbre de escribir desde el miedo, desde la tristeza, el pesimismo o la decepción.

Pero hoy soy inmensamente feliz.

Tengo un "trabajo" que me mantiene psicológica y económicamente, que consiste en, aprender a enseñar a un bebé de 18 meses que no todo se puede tener en esta vida, que la felicidad, con 18 meses, reside en aplaudir cuando ha conseguido tirarse solo del tobogán, en repetir "avión" cada vez que uno sobrevuela su cabeza, y en sonreir cuando, al darle los buenos días, me abraza como si no hubiera nada más.

Tengo un segundo trabajo, que no se parece, ni de lejos, al trabajo de mi vida, pero que me permite ahorrar el dinero necesario para pagarme los estudios que me llevarán a ese sueño final, o por lo menos, en el camino correcto.

Estudio, aunque no lo parezca, una carrera universitaria, que es mucho más que recortar, pegar, aprender canciones y pintar dibujos. Y lo había dejado de lado, en parte, por falta de motivación, porque no encontraba mi camino, no tenía esperanza en que realmente sirviera para algo.

Esta mal hacer en un mes lo que no has hecho en siete. Pero es que quizás fue que me di cuenta que vivo para educar a pequeños seres que con una sonrisa te quitan todos los males. No sé si fue Nikko. No sé si fue el apoyo que he recibido en el breve tiempo de dos semanas de un amigo. Que alguien me diga que confía en mi me hace seguir, me hace coger los libros y estudiar. Que confía en que puedo estudiar todo lo que yo quiera y más, y que tendrá el maravilloso resultado de aprender, independientemente de aprobar o no.

Tengo unos amigos, que aunque lejos o cerca en distancia, de su casa a la mía, veo poco. Pero yo creo que, por eso, cada día los quiero más. Porque aunque no tengamos tiempo material para vernos las caras y compartir un café, estamos en continuo contacto, para saber qué nueva playa han visitado, qué les inquieta, qué les hace sonreir y si están bien. Y lo mejor, lo mejor de todo, es saber que SIEMPRE, mientras siga viva, podré quererles lo que hoy les quiero.

Y sobre todo, y lo más importante, no es el trabajo, el dinero, los estudios o tu compañía.
Lo que más me gusta de mi vida, es tener unos padres maravillosos, que aunque en muchas ocasiones les tacho de pesados, les quiero con locura. Y claro, cómo no, mi hermano, en el que puedo confiar que no me dejará caer. Sea para irnos a hacer deporte, o para bailar hasta las 6.

Y ya está bien, que con tanto discurso esto más que una actualización del capitulo de mi vida, parece mas bien otra cosa.



DmN.

viernes, 8 de junio de 2012

Año.

No deja de doler. Nunca lo hizo. Cuando veo la estela del paso de una estrella fugaz, me acuerdo de ti. En realidad me acuerdo mucho mas de ti de lo que jamás pensaría que lo haría.
Ya han pasado todos los cumpleaños de tus hijos, de tus nietos, las navidades, el verano sin el pueblo, ese veinticinco de Diciembre en tu casa con el colacao, las tardes en el parques viendo la vida pasar.
Hace un año, volvía del norte de una isla italiana en el coche con cinco personas y me pasé casi una hora llorando a escondidas. La magia del destino. Estábamos a miles de kilómetros de distancia, y a mi, algo me dolía dentro que se manifesto en lágrimas provocadas por cualquier canción del mp3.
Al día siguiente, cuando ya estaba de regreso en España, una sola mirada de mi madre me comunicó la noticia que nunca quise oir, que no verbalizó, y que nos hizo parar el tiempo para intentar asumir un golpe tan duro en un instante. Fue en el coche cuando tuve que cambiarme el precioso vestido negro que me había puesto para ir a verte al hospital, y no fue allí dónde te visite.
De lo único que me arrepiento, después de un año de ausencia, es de no haber aprovechado el tiempo en el que estábamos bien. Pero ojalá, si existe algo tras la muerte, ojalá, que seas feliz.
Yo NUNCA deje de extrañarte en esta vida, y nunca dejarás de brillar en mi mundo.
Tu siempre serás mi Estrella.
DmN