sábado, 6 de diciembre de 2014

A veces, lo desconocido puede convertirse en tu mejor sueño (entre sábanas).

Dos personas, una casa. Cena con velas y vino blanco. Nunca antes creía que podría sentirse así. O mejor dicho, que podrían hacerle sentir así. Entre copas y risas, se acerca la luna a pedirles un beso. Y una estrella, pequeñita, parpadea cuando sus labios se aproximan, como queriendo guiñarle un ojo, como diciendo: "has hecho lo mejor". Sus manos se entrelazan y sus cuerpos son los protagonistas ahora. Se acarician, se besan, dejan que la pasión fluya, aunque alguien no esté segura de lo que está pasando. Se les echa la madrugada sin darse cuenta, y ella decide quedarse a dormir.
Y aún quedaba lo mejor de aquel momento, que se diese cuenta de que quería que se quedase todos los días a desayunar. Y se dio cuenta entre besos, tostadas y café humeante.
Y pronunció la frase que cambiaría su forma de mirar... "A veces, lo desconocido puede convertirse en tu mejor sueño". Y desde aquella noche, no dejaron de volver a reconocerse con cada luna.
Aunque pareció que aquí se acaba la historia, queda mucho más allá que eso. Ahora es una realidad. Hay frases que se te van a quedar guardadas en la memoria, y tatuadas en el pecho para siempre, aunque sea sin tinta de por medio.



DmN.