martes, 22 de diciembre de 2015

Donde el timón decida (Getafe).

El 21 de abril de 2012 me escribieron esta carta, y me ha emocionado releerla.
Gracias por hacer que cada palabra tenga sentido.

"Si mi cuerpo comienza a temblar con tan sólo pensarte - ¿qué significado tendrá?- es lo que resuena dentro de mí.
Mirarte para mí es divagar en una marea de matices "ambrosiados". Poder saborear la dulce miel de cada posición de labios que tienes al hablar, el poder navegar por esos dos grandes mundos que comienza cuando miro tus ojos. Y el hecho de ver tu luz con una sonrisa.
Los besos, ésos que hacen que surjan mis nervios y parezca una quinceañera con la sensación en el estómago. Por los cuales el tiempo se detiene, haciendo que luego las cosas vayan más deprisa.
Y cuando tus labios tocan por fin los míos... es como comer del fruto prohibido, como el elemento más sublime y embriagador. Como el primer trago de agua cuando estas exhausto; fresco, jugoso...
¿Que si quiero más?...
Quiero besarte, saborearte, acariciarte, susurrarte... tan sólo una vez, sin necesidad de demostrarnos nada. Tan sólo una vez, déjame navegar sin rumbo y echar el ancla donde me pidas."

M.U.M.


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Acariciame el alma...